lunes, 15 de noviembre de 2010

Víctor G.B.

La bala

La tormenta era terrible, Miguel miraba caer la lluvia tras los cristales. Sentado en su sillón favorito, arropado con una manta, una buena taza de café sobre la mesa y un buen libro entre las manos. Era lo mejor del invierno, sin duda. Estaba leyendo “La catedral del Mar”, le encantaban los libros. De hecho su salón parecía una biblioteca, las estanterías repletas de volúmenes llegaban hasta el techo, sobre la chimenea también había algunos perfectamente alineados.

Los rayos surcaban el firmamento, era de noche y todo se iluminaba haciéndolo estremecer. Admiraba las tormentas, eran fenómenos naturales increíbles, pero también las respetaba.

Dejó la lectura sobre su pecho y observó las ventanas de los edificios de enfrente. Multitud de habitaciones anónimas, unas encendidas y otras apagadas sin ningún orden aparente.

Vio a un hombre que lo miraba tras un objetivo, le pareció que le apuntaban con un arma, entonces le deslumbró el fogonazo y agachó la cabeza de forma instintiva. La bala tras hacer añicos el cristal de la ventana destrozó “Los pilares de la tierra” que descansaba en la estantería del fondo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario