jueves, 16 de diciembre de 2010

Inés Lima Rodríguez. 1Bach.

Cuando tú te separaste de mí me hice fuerte gracias a la mentira que me obligué a creer. No sentía dolor ni angustia, pero menos alegría y esperanza. No hice caso a mis sentimientos y tampoco me inmuté al ver el reflejo de los tuyos en tus ojos inundados. Ayer me senté, quise recordarte y lloré. No eran lágrimas de sufrimiento, había olvidado tu rostro y hasta las pausas que hacías al hablar, aquellas que un día presumí poseer.
¡Estúpida!¡Egoísta! Me repetía una y otra vez mientras me dirigía al balcón. Si nada hice para detenerte y hoy no lo puedo hacer. ¿Cómo vivir y ser insensible?
Y salté.

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