LA FAROLA Y LA LUNA
Anda la farola siempre cabizbaja, mirando al suelo sin mayor aliciente que mirar al suelo, iluminando un espacio ínfimo de alquitrán o adoquines rojizos, según la suerte que se corra.
La luna la observa desde el cielo, sigilosa, clavando sus ojos grisáceos en la chepa metálica y casi siempre raquítica de la farola.
La farola, iluminando, iluminada, ajena a todo, se ve envuelta por la luz lechosa de la luna, la que todo lo ve. Iluminando…
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